martes, 29 de enero de 2013

Desequilibrio, escasez y soluciones

Por Leonor Filardo - El Universal - 28/01/2013


La II Guerra Mundial dejó a Alemania en ruinas. Escaseaban los alimentos, el agua, la electricidad, las viviendas. La infraestructura estaba destruida. En junio de 1945 Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y la Unión Soviética tomaron el control del país. La ocupación perpetuó la escasez al mantener los controles y regulaciones impuestas por los nazis desde 1936. 

L. Erhard, economista nombrado por los aliados en 1948 administrador de las zonas ocupadas, había escrito un trabajo acerca de cómo Alemania podría reconstruir su economía después de la guerra y cómo manejar la deuda y el exceso de dinero creado de la nada en la época de Hitler. Sus propuestas (contracción monetaria, reducción de la deuda, sustitución del marco viejo por el nuevo con respaldo de oro; derogación de controles y regulaciones) eran opuestas a las de los aliados. Para el 20 de junio del 48, Erhard había planificado, sin la aprobación de estos, informar al país del plan económico. Antes el general americano Lucius Clay, lo llamó y le dijo: mis asesores, entre ellos Galbraith, me dicen que está cometiendo graves errores. Erhard respondió: lo mismo dicen mis asesores, y siguió adelante con la ejecución de su plan. Alemania se recuperó transformándose en un "milagro". Erhard fue nombrado ministro de Economía en el gobierno de Adenauer, y del 49 al 63 fue Canciller. 

Venezuela inicia 2013 con la interrogante de quién gobernará, si el actual gobierno o si será necesario ir a nuevas elecciones con la posibilidad de que gane la oposición. Quien sea triunfador enfrentará serios desequilibrios institucionales, políticos y económicos que amenazarán la paz del país, entre los cuales tenemos desajustes monetarios, fiscales, de balanza de pagos, comerciales, cambiarios, productivos e inflación. 

Para evitar la inflación, la emisión del bolívar debe estar debidamente respaldada por oro y divisas fuertes (el dólar y el euro dejaron de ser soporte). El oro es el único activo que mantiene su valor. En esta materia, Venezuela tiene una historia positiva porque la emisión de moneda estaba respaldada por oro mediante la Ley de Moneda de 1918, que establecía el bolívar con un contenido oro de 25,8 gr. y una fineza de 0,900. En 1930, el Gobierno decidió eliminar el déficit fiscal y el endeudamiento. Por ello, hasta los años 70 tuvimos poca inflación. Después los gobiernos comenzaron a relajar la disciplina; y a partir del 98 se fragmentó la unidad del Tesoro y la centralización de las reservas internacionales, conduciendo a un crecimiento exponencial de la liquidez monetaria sin respaldo, especialmente en los últimos 10 años. Mientras la liquidez aumentaba en promedio anual 43%, las reservas solo lo hacían en 8,96%. Ello produjo una inflación galopante, que la vemos quienes vamos al mercado. La escasez, igualmente, dio lugar a un profundo desequilibrio cambiario. La brecha entre el mercado oficial y el innombrable, fomenta la presión por devaluar. El objetivo de esta medida sería equilibrar las cuentas fiscales, empobreciendo a la población. La clave es la disponibilidad de recursos para respaldar el tipo de cambio, combinada con buenas políticas. Debemos preguntarnos si es posible ordenar la economía sin promover su productividad. 

Según cifras oficiales, el Fonden ha recibido $42.280 millones, además de colocaciones importantes en múltiples fondos de diferente naturaleza. Un estudio de la Fundación Justicia y Democracia se refiere a regalos a 41 países por $69.940.964.990. Al examinar las cifras nos damos cuenta de que una parte importante son acuerdos comerciales donde Venezuela vende y financia petróleo subsidiado, otra son donaciones de flujos permanentes. Una investigación seria determinaría si podemos disponer de esos recursos. El dilema es utilizarlos con sensatez o continuar despilfarrándolos. 

El desequilibrio de balanza de pagos se debe a la cuenta de capital negativa porque las políticas monetaria y fiscal inducen la salida de capitales y presionan al mercado cambiario. Si se ordenaran esas políticas, sería lo contrario. En el sector productivo, el problema no es que importemos mucho, sino las regulaciones, los controles de precio, cambiarios, proteccionismo comercial, y los ataques a la propiedad privada. Si elimináramos los controles y dejáramos a los sectores competir, Venezuela se convertiría en un milagro como el alemán porque sobran recursos, pero necesitamos disciplina, organización y Estado de Derecho. 


martes, 1 de enero de 2013

¿Tenemos Patria?

Por Isabel Pereira Pizani ~ El Universal ~ 31/12/2012

Han pasado varias semanas, pero aún dura mi sorpresa ante la despedida del Presidente, al anunciar que iría a Cuba a practicarse otra operación. La alocución se deslizó en medio de un clima de tensión, miradas de reojo, semblantes pesarosos, trémulos, hasta que un giro menos sombrío se asomó: «Estamos aquí en esta dificultad, pero "Tenemos Patria"». Enseguida pasó a enumerar los logros: tenemos relaciones con Rusia, China y Cuba, existe el ALBA, y por ahí siguió. Me sonó muy curiosa esa afirmación, pero sobre todo las rúbricas que me motivaron a buscar mis propias confirmaciones. 

Veamos qué ha mejorado entre 1999 y el hoy que tenemos. 

La deuda pública creció de treinta y cuatro millardos de dólares a más de ciento cincuenta millardos. La deuda de Pdvsa, antes dos millardos de dólares, hoy supera los sesenta. Ha aumentado el número de ministerios: de dieciséis pasó a treinta y ocho, lo cual significa más empleo público; el millón de empleados se convirtió en tres millones. El gasto público, de veintiún millardos de dólares hoy llega a ciento quince millardos. Mucho gasto y burocracia y ¡ni una sola gran obra! No es todo, gastamos sesenta y un por ciento de los recursos fiscales en importaciones de bienes de consumo, y como dato terrible, en 1999 se reportaban cerca de cuatro mil homicidios por año, mientras hoy nos acercamos a cinco veces esa cifra. 

Pero, algo debe haber mejorado -me digo- aunque las cifras que tropiezo no ayudan: las industrias privadas se redujeron treinta y seis por ciento, con igual decrecimiento del empleo industrial. La producción de barriles de petróleo se contrajo en más de veinte por ciento mientras la fuerza laboral empleada ¡se cuadruplicó para producir menos! Las protestas populares, exigiendo soluciones se multiplicaron ocho veces, y hoy es cosa cotidiana los cierres de autopistas, calles y avenidas. 

A pesar del anzuelo caza votos de la Misión Vivienda Venezuela, el déficit de dos millones hoy asciende a tres millones de viviendas. Y, los trabajadores informales siguen siendo la mitad de nuestra fuerza laboral. 

Un panorama nada alentador para la patria. La verdad es que por muy buena voluntad que queramos poner a la afirmación «Tenemos Patria», es muy difícil encontrar el respaldo. La patria que tenemos hoy está profundamente herida. Como nunca antes, se respira la separación entre los que apoyan al Gobierno y el resto de los mortales. Los jueces están a las órdenes del Gobierno. Por televisión, sin juicio y sin fundamento, se ordenan penas de 30 años de cárcel a ciudadanos. 

El Presidente, llegado el momento crucial de delegar el poder en Maduro, clamó por la unidad y definió la ruta: unidad, lucha, batalla y victoria; invocando de inmediato a las Fuerzas Armadas, a sus componentes, a los milicianos, al PSUV y a los partidos que lo apoyan. Me pregunto, ¿contra quién será esa invocación militarista?, ¿quién será el enemigo a vencer?, ya que ni por asomo se nombra a la otra mitad del país, al resto de los venezolanos. Ellos no son convocados a esa unidad: la clase media, los profesionales, los sectores populares independientes, los trabajadores, los estudiantes, los artistas, intelectuales libres, sindicalistas, los empresarios que aún quedan, el ciudadano que cree en la democracia y no en el comunismo. ¿Será que no existen o que sólo son enemigos? 

«Tenemos Patria», continuó, y recordé que las cédulas de identidad, pasaportes, así como toda la identificación ciudadana y los registros públicos, son controlados por cubanos, que aparecen uniformados en nuestra Fuerza Armada. 

«Tenemos Patria», pero sin duda, y estas cifras son del propio Gobierno, también tenemos un país que no produce y que importa las dos terceras partes de lo que consume. Recordemos a Merentes: ¡Crecimos 5%, pero, señores, hay que producir! 

«Tenemos Patria», con un Gobierno de instituciones desacreditadas, sin capacidad para controlar la delincuencia y brindar seguridad a los ciudadanos. Hoy nos consideran uno de los países más corruptos del mundo. 

«Tenemos Patria», pero las familias no tienen viviendas; alquilar es arriesgarse al despojo, a las invasiones, ocupaciones, tomas ilegales que vulneran el derecho de propiedad, y el ciudadano no tiene quién lo defienda. 

«Tenemos Patria», ¿solo porque el Presidente habla con Putin, Bielorrusia, China y, sobre todo, con los hermanos Castro?, o ¿porque le suelta cosas non gratas a Obama? 

Esa es la "patria" que tenemos, ¿pero, dónde están los ciudadanos? 

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